lunes, 9 de enero de 2017

PASO DEL HEMISFERIO NORTE (Parte VI)







DIA SABADO 10/09/2016:
Hoy en la mañana fue un comienzo de fin de semana tranquilo, algo distinto a los fines de semana intensos, a los que ya nos habíamos venido acostumbrando, pero hacia el mediodía, ya estábamos saliendo en dirección al apartamento de los Rodríguez (Marlon y Carolina), donde un desayuno a base de arepas se había convertido en un “arepazo” a pleno mediodía.

                          
                               Vista marina desde el balcón         Arepazo en la mesa servida


 
                        Hacia el mediodía, ya estábamos saliendo en dirección al apartamento de los Rodríguez 

Cada familia llevó un plato especial para rellenar las arepas, sin repetir, ya que previamente se habían puesto de acuerdo qué llevaría cada grupo familiar. La arepa que se rellenara con todos los ingredientes expuestos, automáticamente, era una “reina pepiada”. A Marisela le tocó llevar una carne mechada, la cual, por cortesía, no me atreví a opinar en público, como el mejor platillo presentado, tomando en cuenta, que todos los restantes estuvieron excelentemente dignos de una competencia de chefs. Todo el grupo la pasó muy bien, manifestándose mucha integración en el grupo. Ya al atardecer, iniciamos una ronda de dominó, exigida por el mismo grupo. Yo había dejado tanto la libreta como el juego de dominó, por lo que me exigieron que anotara en un papel los juegos, para posteriormente pasarlos a la libreta de la sede Lauro de Freitas. Y así, de esta manera lo hice, con la desventaja de que me tocaría trabajar el doble, pero con mucho gusto de que el deseo de reivindicar las estadísticas de dominó familiar viniera de dominocistas venezolanos fuera del país, y del seno directo de la familia SARRATUD. La fiebre del dominó en la familia se remonta al año 1963, con más de 50 años. Muchos de los participantes actuales no habían nacido para entonces. Gran número de contendores fundadores han fallecido.

 



 



  
Iniciamos una ronda de dominó, exigida por el mismo grupo para ampliar el radio de acción internacional del dominó familiar

A pesar de que habíamos pasado un bonito día de sol, ya oscureciendo, nos vino una lluvia con aire muy frio. Como ya le había tomado confianza a Marlon, me atreví a pedirle que me brindara un trago de ron o wiski, lo que él, muy gustosamente, cumplió. Los dos tragos que tomé eran mis primeras bebidas etílicas, tras algunos días de gripe y me asentaron muy bien.
Al final, nos despedimos de la familia y regresamos a la casa de Lauro de Freitas, sin Daniel, porque, como de costumbre ya, se quedó para pasar la noche con ellos.

DIA DOMINGO 11/09/2016:
Muy parecido al día anterior, me desperté muy temprano a esperar que todos los demás despertaran y aparecieran, pensando que este domingo si iba a ser tranquilo. Pero tampoco fue así. Después de asistir a la Misa de la iglesia de San Francisco de Asís, acompañé al Junior al hiper Bompreϛo (subsidiario del Word Mark) porque tenía que comprar su colaboración para un almuerzo de celebración del cumpleaños de Arleni.

   
                  Arleni es la niñera de los mejores amiguitos de María Victoria y Juan Francisco

Arleni es la niñera de los mejores amiguitos de María Victoria y Juan Francisco. La hijita mayor se llama Ananda (Amanda) y el menor se llama Gabriel. Los dos van y vienen al mismo colegio Sartre, donde estudian junto a María V. y Juan Fco. en el carro de Marisela, porque los papás están fuera durante todo el día. El papá, Alexander (“Alex”), es ingeniero y trabaja en una prestigiosa fábrica de embutidos en Rio de Janeiro, por lo que viene cada 15 días para pasar con su familia el fin de semana. Por su parte, la madre de estos niños, Aline, maneja su mini empresa para realizar fiestas infantiles, lo que le obliga a estar todo el día gerenciando su negocio. Por eso, su prima Arleni vive con ellos y se encarga de los niños. Como tienen mucho que agradecerle, Alex y Aline, no quisieron pasar desapercibido el “aniversario” de Arleni, por lo que prepararon un banquete en su casa, invitando al Junior y Marisela con familia, incluyéndonos a nosotros. A última hora, se pusieron de acuerdo con el Junior y trasladaron el festín a la casa de Junior, para no pedirle prestada su “churrasquería” (Parrillera). Mi sorpresa fue grande cuando salí al patio trasero y encontré ver en torno a la mesita del porche tanta gente, gentil y amable en amena conversación y celebración, todos, amigos ya conocidos de Junior y Marisela. Se trata de amigos de Arleni que no podían dejar de acompañarle. Entre estos invitados estaba presente un señor mayor, cabeza de familia, una joven dama brasileña, arquitecto proveniente de Cartagena (Colombia), un mini emprendedor que hace mantenimiento de todo tipo a los condominios y empresas del sector.
A media tarde, cansado, me tomé una pequeña siesta, pero cuando esta terminó, y salí al centro de reunión, ya los invitados de Arleni se habían retirado, y Junior y Alex, prendían nuevamente la parrillera para asar el resto de carne. Pino y yo solo nos veíamos mutuamente la casa, expresando el asombro de poder seguir el festín, pero nosotros, no podíamos más, concretándonos a brindarle solo nuestra compañía. Como a Alex le esperaba un vuelo hacia Rio de Janeiro a 4 de la mañana y al Junior y los muchachos la tradicional faena de los días de trabajo y escuela durante la semana, se suspendió temprano un “tranquilo” domingo más.

DIA LUNES 12/09/2016:
A media mañana salimos Marisela, Pino y mi persona al centro comercial Shopping Paralela. Pino logró cambiar en una casa de cambio100 US $ por 303 R$, con la asistencia de Marisela, porque solicitan la cédula de identificación, dirección de residencia y teléfono. Nosotros también podríamos haberlo hecho, pero con el pasaporte original, dirección y teléfono, con las limitaciones propias del desconocimiento del portugués. Para evitar que nos hicieran alguna pregunta, sin saber qué contestar, referimos que Marisela nos hiciera la segunda en la taquilla de la casa de cambio. Después entramos a algunos negocios en diligencias de las últimas compras durante nuestra estadía en Brasil. En una de las tiendas una señora que nos oía hablar en español, se animó a saludarnos y manifestarnos que ella es uruguaya y también habla español. Sostuvimos una corta y amena conversación con ella y seguimos. Ya con el tiempo limitado, por acercarse la hora de ir a buscar a los niños en el colegio Sartre, salimos de regreso a casa.

 
                                   Salimos al centro comercial Shopping Paralela

Al final de la tarde, cuando Junior llegó de su trabajo, salimos a caminar los dos, acompañados de Marisela, quien llevaba la intención de comprar pan y regresarse. Cuando tomamos la calle hacia el portón de salida, nos encontramos una ambulancia frente a una de las casas vecinas. Resulta que pocos días antes el señor se apoyó de la baranda de las escaleras que conducen al piso superior, dichas escalera cedieron, y él cayó muy mal al piso, quedando con fuertes lesiones en la columna vertebral. Después de pasar horas hospitalizado, presentaba dificultades en la respiración y por ello tenían que pedir auxilio de paramédicos en la ambulancia. Junio y Marisela se detuvieron para saludar a la señora y al paciente en su silla de rueda para desearles pronta recuperación y ponerse a la orden para cualquier emergencia. Seguidamente nos despedimos y nos dirigimos por la rua Luis Tarquinio hacia el Salvador, conversando animadamente. Siempre caminábamos aproximadamente 1 hora entre ida y regreso. Al pasar por el frente de la casa del señor enfermo, ya las luces estaban todas apagadas, señal de que se habían acostado.

DIA MARTES 13/09/2016
Una vez que Marisela salió con los niños al colegio, y ella a su gimnasio, Pino y yo salimos a dar una vueltica en ómnibus. Nuevamente notamos que la ambulancia estaba frente a la casa del vecino, Ya en la calle, me di cuenta que había dejado mi pasaporte en casa. Como la panadería tiene unas mesitas y sillas, le dije que me esperara allí, para yo regresar a buscar mis documentos de identificación y reales. Cuando pasé por frente de la casa del señor, ya la ambulancia se había retirado. Pero, de regreso ya de salida, me impresionó fuertemente que la esposa del señor lloraba a viva voz, por lo que pensé, que lamentablemente el señor había fallecido, pero no tenía tampoco la certeza del fatal suceso. Ya con Pino en la panadería, le comenté a fin de prevenirla de la situación de angustia que había observado cerca de la casa. Tomamos sin problema el autobús que nos conduciría al centro de Lauro de Freitas, muy distinto al sector donde estábamos hospedados, pero sumamente parecido de feo, sucio y bullicioso al centro de Güacara. Dimos algunas vueltas y nos regresamos, porque en realidad, no había mucha cosa que ver, solamente, lo que buscaba era la experiencia de que Pino viajara en el exterior de su país en bus, por calle desconocidas para ella y con idioma distinto.


                                     Pino y yo salimos a dar una vueltica en ómnibus

De regreso, me pasó algo que no me había ocurrido antes viajando solo, y fue que para llegar tuvimos que tomar 3 unidades distintas, porque la primera de ellas resultó que seguía una ruta distinta a la que nos interesaba. Por casualidad, el autobús estaba rondando exactamente por la misma vía que había caminado con el Junior la noche anterior, por lo que sin que cundiera el pánico, regresamos bien a casa. Cuando pasamos frente a la casa del señor, precisamente en ese instante, estaban sacando la urna del difundo al automóvil de la funeraria. Pasamos sigilosamente, rogando a Dios por el eterno descanso del vecino de Junior y Marisela. Ese señor era muy apreciado en el condominio, por lo que a Marisela le pegó fuertemente la noticia cuando se la dimos. Hasta llegó a hacer buena amistad con los papás de Marisela en su momento.

DÍA MIÉCOLES 14/09/2016
Hoy Pino, Daniel y yo teníamos programado un viaje programado para ir al Pelourinho en autobús. El viaje en bus, es todo un viaje, porque se tarda 2 horas en ir y 2 horas en regresar, porque las líneas que llevan esa ruta recorren todos los sectores populosos de la gran península del Salvador, atravesando desde Lauro de Freitas, al norte, hasta el Pelourinho, al sur. Se pasa un buen trecho, como de 20 minutos de ruta costera, muy atractiva a la vista, lo que hace más llevadera el largo recorrido urbano en autobús. Es como viajar de Güacara a Caracas, libre de tráfico, pero todo el tiempo dentro de la misma ciudad. A última hora, a plena primeras horas del día, nos vimos obligados a suspender el programa del día, por lluvia. Yo estaba ya recuperado de la gripe, mejor dicho cuadro alérgico a la humedad, y no me podía permitir una recaída. Estando deshojando estas decisión, en ir o no ir, recibimos otra infausta noticia, adicional a la del fallecimiento del vecino, la cual, nos consternó a todos. Y la noticia provino de una llamada telefónica de Johan para el Junior, notificándole el lamentable accidente en la casa de Johan y Victoria, con su pequeña niña, Camila (en junio acababa de cumplir 4 años), porque estando en el baño, el día anterior más o menos a las 3 p.m., la puerta corrediza se salió de sus canales, provocando serias cortaduras en el dorso de la pequeña. Victoria, quien estaba sola con ella, tuvo que salir de emergencia a la clínica. La tuvieron que someter a una cirugía de emergencia, y hoy amanecía hospitalizada. Me causó mucha impresión esta desafortunada noticia, porque la niña ya me estaba llamando “abuelo”. El último domingo que nos habíamos reunido para el arepazo, la niña con total naturalidad se dirigió en un momento dado diciéndome: “abuelo, por favor, dame agua”. Yo con la alegría del tamaño del universo, y acodándome de Laura, mi nieta, porque así mismo se llama su hermana mayor, gustosa y orgullosamente le serví y pasé su vasito de agua.
Durante el resto del día, Marisela se dedicó a acompañar a Victoria en la clínica para brindarle apoyo en momentos tan críticos, cuando más lo necesitaba. Gracias a Dios, las noticias ya eran más alentadoras en lo que respecta a la gravedad del accidente, más que nada, porque el vidrio de la puerta del baño es de seguridad, y cuando se rompió no formó trozos cortantes, sino esquirlas que cuando le rozaron el pecho produjeron heridas externas e internas sin llegar a órganos y vasos vitales.

  
                                               Camila empezaba a llamarme “abuelo”
 
 
 
Familia Cuadros Velázquez

JUEVES 15/09/2016:
Con un día medio lluvioso y medio soleado nos decidimos ir al Pelourinho, Pino, Dany y mi persona con la esperanza de que el tiempo no nos volviera a impedir el proyectado viaje. Salimos temprano, a las 6:40 a.m. en el mismo viaje que hizo Marisela para llevar a los niños al colegio, y seguidamente, dejarnos en el mismo terminalito de buses que van directo al Salvador, sin trasbordos. Llegamos al terminalito del Pelourinho a las 10:15 a.m. Bajamos a la parte baja de la ciudad a través del ascensor Lacerda, y nos dirigimos directamente al mercado modelo, donde hicimos algunas pequeñas compras del final de nuestra gira. Luego, salimos por unas calles tortuosas, con muchas edificaciones en reconstrucción hasta llegar al funicular de la prefectura del Salvador, por medio del cual, ascendimos nuevamente a la parte alta de la primera capital del Brasil. La llegada por este medio de transporte desemboca a una calle lateral de la gran catedral del Salvador, también en reconstrucción. Nos dirigimos al museo Afro-brasileño, donde Pino y Daniel entraron, quedándome yo fuera, porque ya lo conocía. En ese instante llegó la directora o encargada del museo, y de inmediato, saludándome con gestos de mucha amabilidad, me invitó a entrar, “porque yo ya había cancelado la entrada”, cuando fui por primera vez. A los tres nos llamó la atención porque entre tantos visitantes del museo, se acordara de mí. Posteriormente bajamos al otro museo denominado “los primeros brasileños”, donde entraron Pino y Daniel, y yo me quedé en la puerta esperándolos a que salieran. Como en este museo los guardianes cambian de turno, esta vez no tuve oportunidad para entrar otra vez. En cambio, me quedé observando el operativo de tala de un inmenso árbol seco, centenario, cuyas copas excedían por encima de los edificios. Se había acordonado todo el contorno para evitar accidentes. Arriba en el árbol estaban encaramados dos experimentados operarios dotados por sendas cortadoras mecánicas, sostenidas por varas como de 3 metros, para que la cuchilla no estuviera cercana a la humanidad de ellos, quienes a su vez, estaban amarrados a fuertes cuerdas, igual, que las herramientas, pero con mecates distintos. Todos los mecates eran sostenidos por los operarios que se habían quedado abajo. Un ingeniero supervisaba todo el operativo. Las ramas que cortaban medían más de 4 metros de longitud, y cuando caían al piso provocaban un ruido muy fuerte por el impacto y el peso de las mismas. Al caer, las estillas eran lanzadas por todo el sector, cayendo incluso, cerca de la puerta desde yo observaba el operativo. Cuando salieron Pino y Daniel el inmenso árbol daba la impresión de que solo lo habían rasguñado.
 

 

 

 

 

 
                                   Nos decidimos ir al Pelourinho, Pino, Dany y mi persona

De repente se nos fue el sol y empezó a caer una pequeña garúa, sin impedirnos, que bajo los aleros de las edificaciones, llegáramos al restaurant que había seleccionado para almorzar. Los tres consumimos un menú muy completo, casero, limpio, incluyendo cerveza, fresco, agua, por 47 R$, quedando muy satisfechos.
Pensábamos caminar un poco por las empedradas calles para conocer un poco más el casco histórico del Salvador, pero el incierto tiempo que reinaba, y el tiempo del largo trayecto, nos llevaron a tomar el ónibus de regreso. Habíamos avanzado una cuadra, cuando volvió a salir el ardiente sol. Cuando a las 3 de la tarde nos habíamos bajado en la parada de buses y nos dirigíamos a la casa, pasaban casualmente Marisela y Juan Francisco, quienes nos recogieron y nos dieron un aventón a la casa.
En la tardecita Marisela, Pino y Dany fueron a visitar a Victoria y a la niña Camila. Estaba ya mucho mejor de su accidente doméstico. Luego, más tarde llegó el Junior sumamente cansado, por lo que este día no salimos a caminar.

VIERNES 16/09/2016:
A media mañana salí a caminar por la favela que está en la calle del frigorífico Mané. La Igreja Nostra Senhora do Parto estaba abierta, por lo que entré. Una catequista estaba con 4 o 5 niños. Detrás del altar una lámpara encendida me hizo constatar que en el sagrario estaba el Santísimo. A la entrada un pequeño atril tenía a la disposición de los fieles las hojas de la lectura de la semana. Debajo de ellas vi un manojo de hojas impresas a color que me llamaron la atención. Tomé una, y la sorpresa que me llevé fue que se trataba de un buen tríptico de propaganda política por uno de los equipos aspirantes a la prefectura de Lauro de Freitas. El folleto contiene fotos de S.S. Francisco, de varios párrocos, entre ellos el párroco de San Juan Evangelista, el Pe Joao Abel y de algunos pastores evangélicos del sector, todos resaltando los valores y virtudes de los candidatos propuestos en esta plancha. En Venezuela esta costumbre de inmiscuirse la Iglesia en asuntos políticos ocasiona rechazo y escándalo. Por lo visto, en Brasil es algo normal.
Hice algunas pequeñas compras adicionales, incluyendo un afiche infantil de princesa para la Camila, y de ahí me dirigí directo al condominio Cado da Roca, donde residen Johan, Victoria y sus pequeñas hijas, Laura y Camila. Al identificarme en la casilla de vigilancia, llegué a la casa. Victoria y la pequeña Camila m recibieron con mucho cariño. La niña ya se veía muy recuperada de su traumático accidente.

                        
                              Tríptico de propaganda política en Lauro de Freitas repartido junto a hoja “O Domingo”

En la tarde nos sorprendió la visita de María Barros, sola sin José Luis Aparecido ni Sara Barros, para despedirse, porque no tendría el valor sin quebrarse, el propio día de nuestra partida. Más nos sorprendió que trajera obsequios para cada uno de nosotros. Le manifestamos el compromiso de nuestra parte de esperarlos a los tres de visita en nuestra casa de Ciudad Alianza.
Posteriormente en la tarde me dediqué a algunos toques en la organización del equipaje de regreso a Venezuela. En la noche nos quedamos con Junior y Marisela tomando unos tragos de cerveza y picando. Nadie mencionó nada de la cercanía del regreso a Venezuela, pero se sentía en el ambiente la nostalgia de la nueva separación, pero al mismo tiempo, la ansiedad de reunirnos con quienes nos estaban esperando.

SÁBADO 17/09/2016
Toda la mañana de este día la dedicamos a ordenar el equipaje de regreso. A pesar de no llevar a Venezuela todo lo que hubiéramos querido, las tres maletas que llevábamos para pasarlas por el peso de la línea aérea, con toda seguridad, sobrepasarían el límite mínimo permitido. Nos vimos forzados a rellenar los tres equipajes de mano, y sin embargo, fue poco lo que se resolvió para disminuir el equipaje principal. Entre todos se decidió la necesidad de llegar más temprano al aeropuerto a fin de buscar una salida al sobre peso previsto.
En la tarde Junior y mi persona caminamos por última vez el trecho de la ruta playera de Lauro de Freitas. Buena parte del trayecto la conversación giró en relación al tema de los proyectos de inversión no productivos de bienes físicos, sin estados de ganancias y pérdidas, que dificultan analizar financieramente el proyecto desde el punto de vista de su rentabilidad. No lo sé, pero creo que fue una manera eficaz para evadir la incómoda conversación sobre la proximidad de nuestra partida, porque se convirtió en un recorrido muy agradable, el que hicimos esa tarde.
Ya en la noche fuimos a la misa nocturna en la sede principal de Sao Joao Evangelista. Pino se quedó para darle los últimos toques a la extraordinaria empanada gallega que estaba preparando para el cumpleaños del Junior. Litúrgicamente estábamos asistiendo a la misa dominical, día de su cumpleaños. Coincidencialmente, Junior y Marisela, formaron parte de la procesión introductoria de los celebrantes, el párroco Pe. Joao Abel recién incorporado tras su prolongada vacación, y el celebrante invitado, Pe. Manoel Filho, en representación del Arzobispo del Salvador. Se trataba de la misa central dentro de la programación de las fiestas patronales de San Juan Evangelista. Al final de la eucaristía, Junior nos llevó a mí y a los niños a la casa, y se regresó porque le tocaba colaborar junto a Marisela en una recepción que se hizo en los predios de la casa parroquial. Por cierto, muchos carros estacionados en los alrededores llevaban consignas de apoyo al candidato a la prefectura de Lauro de Freitas, apoyados oficialmente por el párroco. Sentí mucho la ausencia del Pe. Antonio Alves, quien le había hecho excelentemente la suplencia al párroco durante su ausencia.


Programación de las fiestas patronales de San Juan Evangelista

DIA DOMINGO 18/09/2016:
Este día fue muy especial, por ser el cumpleaños del Junior. Nunca podremos ignorar el agridulce de esta fecha, por coincidir con el aniversario del fallecimiento de Yolanda.
Por supuesto, todo el grupo de venezolanos que hacen vida social y constituyen verdadero círculo de amistad en torno a Junior y Marisela se reunieron en la casa del Junior, además de tres compañeros de trabajo en Bridgestone, para festejar entre churrascos y tragos su cumpleaños. La reunión finalizó con la tradicional picada de la torta, tras cantar el feliz cumpleaños. Y finalmente llegó la hora de dormir y pasar la última noche en Lauro de Freitas.


                                      Este día fue muy especial, por ser el cumpleaños del Junior

DIA LUNES 19/09/2016:
Todas nuestras acciones se concretaron a tener en regla los más mínimos detalles del largo viaje de regreso que nos esperaba. Fuimos repasando punto por punto hasta llegar al asunto relacionado con la planilla de declaración ante el Seniat (Venezuela) de bienes y dinero. Pino no llegó a mencionar los 51 US$ que tenía olvidados en un recóndito escondite de su cartera manual, porque ni remotamente, se acordaba de ellos.
Mientras tanto, Junior fue a su trabajo como todos los días, con la intención de venir al mediodía y acompañarnos hasta el resto de nuestra estadía. Los niños también asistieron al colegio para regresar hacia medio día y acompañarnos. Al llegar Junior nos dispusimos todos a salir hacia el aeropuerto temprano, porque en el ambiente reinaba la preocupación colectiva del sobrepeso que llevábamos en nuestro equipaje.
Providencialmente nuestra gira por Salvador tuvo que ver inicialmente con la compañía de María Lourdes y Michael, y también con nuestra misma gira en las últimas horas, sin su presencia física, pero con su oportuno auxilio. Resulta ser que Marilurdes le dejó encomendado a Pino entregar unos cuantos dólares a distintos miembros de la familia. Este detalle quedó resaltado y estrechamente relacionado con la siguiente anécdota final de nuestro viaje.
Al  montar nuestros sendos equipajes en la balanza de la línea aérea, resultó un sobrepeso que debía pagarse en ese mismo momento en la caja de la línea. Junior reflejaba en su rostro preocupación ante la situación que se nos presentaba en aquel momento. Los agentes hicieron el cálculo de lo que había que pagar por sobre precio. El monto calculado no nos daba posibilidad de pagarlo en efectivo, por lo que Junior canceló con su tarjeta de crédito en reales. Entonces pasamos a analizar la manera de cancelarle al Junior dicho monto, que al tipo de cambio vigente, resultó ser exactamente de 51 US$. Instantáneamente se le encendió el entendimiento a Pino, y rebuscando en los profundo de su cartera encontró los 51 US$ que María Lourdes le había regalado, que hasta ese momento se le había olvidado, y una vez que los encontró se los entregó al Junior para cancelarle el sobre peso de nuestro equipaje. Explico por qué esta anécdota fue Providencial. Si Pino se hubiera acordado anteriormente de la existencia de ese dinerito, lo hubiera cambiado en reales para completar lo que queríamos traer a Venezuela y no pudimos por falta de efectivo. Si no hubiésemos tenido sobrepeso en nuestro equipaje, Pino tampoco se hubiera acordado de su existencia, y consiguientemente tampoco lo iba a declarar ante el Seniat, exponiéndose a ser detenida y presa por acusación de delito en legitimación de capitales, como está ocurriendo frecuentemente en los viajeros mal vistos por agentes gubernamentales.
Sobrepuestos todos el trance de los equipajes, nos quedó algo de tiempo para disfrutar la compañía familiar, y a la hora de partir, los abrazos en medio del llanto natural, nos despedimos hasta la próxima que Dios nos lo permita.

Nuestro desenvolvimiento en aeropuerto Magalhaes del Sakvador

Tras esperar más tiempo cerca de la puerta de salida, partimos hacia Sao Paulo, con la ventaja de que nos eliminaron la escala en Bello Horizonte, prevista después de llegar a Sao Paulo. Pudimos tomar una buena cena en el aeropuerto de Sao Paulo, también nos pudimos comunicar con Junior en un teléfono público, que por nerviosismo, cansancio y tristeza, nos lo marcó una linda mesonera, tras largas diligencia para conseguir comprar la tarjeta magnética para dichos teléfonos.
Finalmente, tras una espera de aproximadamente 4 horas partimos a Bogotá. Durante este vuelo volvimos a cruzar la línea imaginaria del ecuador que nos permitió cruzar nuevamente desde el hemisferio sur al hemisferio norte de nuestro planeta tierra. De igual manera, pasamos en este vuelo del día lunes 19 al día martes 20.

DIA MARTES 20/09/2016:
El vuelo entre Sao Paulo y Bogotá duró 6 horas, con la ventaja de viajar en un Airbus de Avianca, caracterizado por la comodidad de sus asientos dispuestos en 8 líneas a lo largo del cilindro de la nave y dispuestos entre dos pasillos. Más o menos a las 5 de la mañana, antes de de llegar a Bogotá nos ofrecieron un copioso desayuno consistente en tortilla, panecillos, ensalada de frutas, café y galleticas. Con el pensamiento de que nos quedaba la espera en Bogotá, el trayecto Bogotá-Maiquetía, y finalmente, el viaje por tierra desde Maiquetía a Ciudad Alianza, tomé completo el desayuno sin la costumbre de comer a esa hora de la madrugada. Cuando por fin, nos aproximamos a Bogotá, la pantalla del avión nos indicaba a los pasajeros que la temperatura estaba a 10º C. Al descender de la aeronave nos encontramos con instalaciones y pasillos impresionantes y fina atención por parte de todos los funcionarios, aparte de la elegancia en el vestir, que contrastaba enormemente con los usuarios del aeropuerto del Salvador de Bahía. Una vez cumplidos los trámites de rigor me empecé a sentir mal. Ya en las sillas de espera en la propia puerta de salida a Maiquetía, le dije a Pino que iba a subir unas escaleras mecánicas para tratar de gastar 3.000 pesos que me quedaban en el viaje de retorno.

          El vuelo entre Sao Paulo y Bogotá duró 6 horas, con la ventaja de viajar en un Airbus de Avianca

Pero la intención primordial que yo llevaba era de buscar aire que sentía me faltaba. Recorrí sin dificultad pasillos, entrando a distintos comercios de chocolates, artesanía, delicateses, etc., con asombro de que en todos se indicaban los precios en dólares norteamericanos; no encontré uno que señalara los precios en pesos colombianos, todo lo cual, me produjo internamente un rechazo natural a tal práctica, porque si yo fuera dueño de unos de esos comercios, colocaría al lado el precio en la moneda de mi país. Opté por preguntar directamente el precio en pesos. Todo lo que fuera consumible en tales negocios costaba de 7.000 pesos para arriba. Cuando subí las escaleras mecánicas pensé que podría llevar aunque fuera una cafecito pequeño para tomarlo con Pino (lamentablemente Daniel quedaba excluido porque no toma café), pero regresé con mis 3.000 pesos intactos, sin poder comprar nada. El aire tomado en este paseíto me hizo sentirme ligeramente mejor, pero seguía el desvanecimiento y malestar. Finalmente, cuando nos tocó hacer la cola para abordar el autobús que nos llevaría hasta el pie del avión, sentí un ligero dolor y presión en el brazo izquierdo. Hasta este momento no me había preocupado para nada el malestar que traía, pero ahora entraba en dudas sobre mi situación física. Ya casi sobre la puerta del autobús me sobrevino un fuerte mareo, por lo que retrocedí y dije al paramédico que me estaba acompañando, que en esas condiciones prefería esperar el próximo lote a embarcar en el autobús, pero el camillero, de inmediato, subió al autobús y ordenó a varios pasajeros que salieran para darme prioridad a mí. Al momento de abordar el avión, me di cuenta de que la aeromoza estaba avisada y en vez de señalarme el asiento que me correspondía, me ordenó ocupar el último asiento del avión, donde ya me esperaba una doctora, quien de inmediato me hizo las preguntas de rigor, me tomó la tensión y las pulsaciones, diagnosticando que el pasajero padecía en ese momento de una angina de pecho, y recomendaba que no viajara hasta que se me practicara un electrocardiograma. En ese momento me incorporé para dar un vistazo hacia el puesto que nos correspondía, y vi a Daniel en el puesto pegado a la escotilla del avión mirando hacia donde estábamos Pino y yo con una cara de preocupación poco común en él, lo que me dio fuerzas para expresar a la azafata que me sentiría peor si perdiera el vuelo a Maiquetía. La doctora, con tono de disgusto, dijo “yo no me responsabilizo” y se retiró. Insistí con la jefe de aeromozas que deseaba seguir el viaje con disposición de firmar un documento en el que libraba a la compañía aérea de cualquier percance, asumiendo absolutamente yo la responsabilidad de mi decisión. Casi de inmediato, llegaron dos paramédicos de la aerolínea, quienes procedieron a tomar la tensión, pulsaciones y muchas preguntas más. En vista de que la tensión resultó en los límites normales, y de la confianza en mí mismo que les demostraba, me pusieron delante un papel donde liberaba de responsabilidad a la compañía aérea, asumiendo yo la plena responsabilidad de viajar. Y todo se arregló felizmente, retornando a nuestros asientos asignados, al lado de Daniel, quien en ese momento cambió totalmente su rostro de preocupación por un semblante de tranquilidad. El vuelo tenía 20 minutos de retraso por mi culpa, pero ya no me importaba, porque había logrado asegurar mi “vuelta a la patria” sano y salvo tras pasar algunas  felices semanas con Junior y Marisela, acompañándoles en sus respectivos cumpleaños, y celebrando con María Victoria y Juan Francisco el “día dos avós” (día de los abuelos). Durante el trayecto la jefa de azafata se acercó gentilmente varias veces a conocer el estado en que me sentía, y realmente, a medida que avanzaba el vuelo, me fui sintiendo mucho mejor. Finalmente, el avión tomó las pistas del aeropuerto internacional de Maiquetía, con nuestros corazones adoloridos por la despedida de los nuestros seres queridos en Brasil, pero al mismo tiempo, con la inmensa alegría de volver a encontrarnos con la familia que habíamos dejado por dos meses. Nos esperaban Graciela, Mary, Giovanni, Gaby, Angie y Laura. Realmente el esfuerzo que había realizado en Bogotá para proseguir el viaje, era precisamente, en espera de este momento, encontrarnos con nuestra familia que nos esperaban ansiosamente. Ya lo habíamos logrado.

                  Finalmente, el avión tomó las pistas del aeropuerto internacional de Maiquetía

 

 
            La inmensa alegría de volver a encontrarnos con la familia que habíamos dejado por dos meses

Ya en Venezuela, mes y medio después, Juan Carlos y Lillimal corroboraron en Coro que el evento en Bogotá solo alcanzó a síntomas pasajeros de “mal del páramo”. Había salido a las 5:00 pm del día lunes 19/09/16 desde la ciudad del Salvador al mismo nivel del mar; había arribado a la 6:00 am del día martes 20/09/16 al aeropuerto internacional el Dorado, en Bogotá a una altura de 2.548 m sobre el nivel del mar. Frente a mi pequeño escritorio de Ciudad Alianza, a las 5:00 am sigo dando a gracias a Dios por sus bondades que diariamente derrama sobre sus hijos sin que uno se dé cuenta.


 

                

Ya en Venezuela




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